Iturraran, donde nada es lo que parece
Cumpliendo el esperado ritual de cada otoño, el pasado sábado, 28 de octubre, Bosques de Cantabria emprendió una emocionante aventura que llevó a más de medio centenar de personas, entre socios y simpatizantes de nuestra asociación, a compartir un intenso fin de semana lleno de naturaleza, convivencia y amistad.
Como es habitual en estas ocasiones, nuestro destino se encontraba fuera de los límites regionales, concretamente, en Guipúzcoa, donde hemos vivido dos días de plena inmersión en el Parque Natural de Pagoeta. Además, le añadimos el imprescindible aderezo de la visita al Jardín Botánico de Iturraran, un espacio de 25 hectáreas consagrado a la conservación de más de 8.000 especies de árboles y arbustos procedentes de todo el mundo, entre las que encontramos algunas de las mejores colecciones de robles y coníferas del continente europeo.
El sábado lo dedicamos, íntegramente, a disfrutar de las singularidades de este espacio ajardinado y de la belleza y biodiversidad de sus alrededores. Comenzamos con un recorrido comentado por una de las secciones más antiguas del jardín, donde fuimos sorprendidos por un amplio muestrario de árboles y arbustos donde nada era lo que parecía: robles sin hojas lobuladas, acebos sin pinchos, abedules de corteza oscura, cornejos sin enrojecer, arces con hojas compuestas…. Una auténtica maravilla descubrir la sorprendente diversidad con la que la naturaleza responde en las diferentes altitudes y latitudes del planeta.
Tras el jardín, la visita al caserío-museo de Iturraran, donde se funde la etnografía e historia del lugar. Se completó la mañana con una comida de hermandad en la vecina localidad de Aia.
Por la tarde, el recorrido circular que bordea el jardín nos permitió ver cómo se funden en este espacio las especies autóctonas del bosque atlántico con especies forestales introducidas para la producción maderera, creando un original paisaje imbuido, en estas fechas, del encanto del otoño.
La jornada finalizó en el cómodo albergue de Zarautz, donde se alojó toda la expedición. Allí disfrutamos de momentos de encuentro y compañerismo entre las personas integrantes del grupo.
Tras la cena, tuvimos la posibilidad de contemplar un curioso eclipse de luna mientras paseábamos por esta bonita población costera vasca. De esta manera, conseguimos un original colofón a esta variada jornada, que nos dejó imágenes como las que os hemos compartido en este álbum.